En los cuentos de correos de oficina, uno puede encontrar una serie de salvajadas lingüísticas que surgen de las carentes horas de trabajo y que confinan a los ... Leer más...
Te encuentro, sentado en la orilla de mi oreja, murmurando para mí los versos más dulces, los que ninguna vez escuché pronunciar en tus labios.
Mientras cami... Leer más...
Me arranco las costras de las heridas como un viejo y absurdo vicio, o tal vez un buen hábito que me ha ayudado siempre a calmar mis ansias por todo; ansias por... Leer más...
Estoy aquí tirado con la cabeza caliente que me punza cada dos segundos y con la que ya no puedo más, es como sentir que a cada instante algo se desgarra dentro... Leer más...
Es hora de la hora de aventar las memorias empolvadas a través de las grietas que surcan el alma, dejarlas salir al mundo para que se condenen o se eleven hacia... Leer más...
Ya no se puede hablar de humanidad. Ya no se puede encontrar en el camino algo más que tierra, tierra de nadie y polvo de todos. Panorama prometedor que nos con... Leer más...
A las tres de la mañana me despierto para escuchar el zumbido incesante de tu aliento que perfuma lentamente mi almohada, me quedo inerte con la mirada fija en ... Leer más...
Son las cuatro de la tarde, apenas entro a mi oficina cierro la puerta y me despojo de mis pudores más patéticos y disolutos. Me avergüenza ser ese “tipo” de pe... Leer más...
Ejercicio mental número uno, recordar el número de letras del alfabeto: 27, la ch y la ll ya no cuentan. Repasarlo mentalmente con la mirada fija al frente, enc... Leer más...
Desde el día en que ardieron mis cabellos la noche parecía más desolada, mis manos y mi semblante se llenaron de una veracidad mordaz que impedía a lo... Leer más...